La pequeña calleja se iniciaba a un lado con la pared de un cementerio, y al otro lado con una casa baja provista de un balcón. En la casa vivían el funcionario jubilado Friedrich Munch y su hermana Elisabeth.
Un tropel de caballos arrolló el vallado.
Dos amigos dieron un paseo matinal a caballo.
«¡Diablo, salvadme de las tinieblas!», exclamó un viejo comerciante que, por la noche, cansado, se había tendido en el canapé y ahora, en plena noche, sólo haciendo acopio de todas sus fuerzas, se incorporó pesadamente. Hubo una sorda llamada a la puerta: «¡Adelante, adelante todo lo que esté fuera!», gritó.
2 comentarios:
adelante todo lo que esté fuera, es esperanzador
amor
:-)
Es tanta la contundencia de esa frase, amorecido Amor, que aun sacándola de su contexto, abarca todo, o mejor, por esa validez per se que contiene, puede ubicarse donde la imaginación pretenda.
Gracias por volver a los fogones
k
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