Viernes 5 de Octubre de 2007
Un pergamino traspapelado desde el siglo XIV
El Vaticano hará públicas las actas de la Inquisición que exterminó la Orden de los Templarios. La persecución despiadada se extendió a varios países europeos y culminó con la disolución de la orden y la muerte en la hoguera de muchos de sus miembros. El 25 de este mes, en la Sala Vieja del Sínodo será presentada la "obra monumental".
Siete siglos después del fatal viernes 13 de octubre de 1307, cuando el rey de Francia, Felipe el Hermoso, con la complicidad del papa francés Clemente V, ordenó el arresto y la tortura del "Maestre" y, sólo en París, de 150 caballeros, la Iglesia hará por fin públicas las actas del proceso a la Orden de los Templarios por parte de la Inquisición.
La persecución despiadada se extendió a varios países europeos y culminó con la disolución de la orden y la muerte en la hoguera de muchos de sus miembros. Ayer se conoció la noticia de que el 25 de este mes, en la Sala Vieja del Sínodo, en el Vaticano, será presentada la "obra monumental".
El vaticanista del diario de Turín La Stampa, Marco Tosatti, en una doble página decorada con viejas imágenes de la orden caballeresca y de los "autos de fe" de la Inquisición donde hacían arder a los supuestos herejes, reveló ayer que la documentación se basa en el extraordinario pergamino llamado "Hoja de Chinon". El documento fue descubierto hace seis años en el Archivo Secreto del Vaticano por la investigadora Bárbara Frale.
Según el historiador Franco Cardini, uno de los expertos que presentarán las actas el jueves 25, el pergamino estuvo traspapelado desde el siglo XIV por un error de archivo. El valor de la "Hoja de Chinon" es enorme porque fue escrita en 1312, el mismo año de la bula del papa Clemente V que disolvió la Orden de los Templarios.
El Vaticano decidió imprimir 799 copias en una edición muy limitada de los originales, guardados a doble llave en el Archivo Secreto.
Fundada en 1118 en Jerusalén en el inicio de la era de las Cruzadas por nueve caballeros franceses encabezados por Hugo de Payens, primer Maestre de la llamada fraternidad de los Pobres Caballeros de Cristo, la orden adoptó pronto el nombre de Templarios al trasladarse a un fuerte vecino al Templo de Salomón. Su misión original fue proteger a los peregrinos que viajaban a Tierra Santa. En el siglo XIII, los caballeros eran junto con sus sargentos más de 30 mil. Poseían numerosas fortalezas, algunas de las cuales existen hasta hoy. Fueron banqueros de los reyes y los papas hasta convertirse en la más importante organización de Occidente, extendida en toda Europa.
En 1291, con la caída del castillo de Acri, ultima fortaleza, los cristianos perdieron la Tierra Santa. Los Templarios compraron la isla de Chipre y allí establecieron su cuartel central. El último de sus Maestros, Jacques de Molay, viajó a París para convencer al rey Felipe el Hermoso de organizar una nueva Cruzada contra los infieles. Arrestado y salvajemente torturado por la Inquisición desde el 13 de octubre de 1307, De Molay "confesó" las infamias que el rey de Francia, con la complicidad del papa Clemente V, les endilgaron a los caballeros: renegar a Cristo en ceremonias de iniciación donde se practicaba la sodomía y se escupía el crucifijo. La lista infinita de acusaciones estaba destinada a destruir la orden de monjes guerreros más legendaria de la historia para apropiarse de sus riquezas y terminar con su enorme poder, que el Rey y el Papa sentían como un peligro.
Siete años después (y dos años desde que la orden fue disuelta, pero no condenada, por el Papa), el Maestre Jacques de Molay y su segundo Geoffroy de Chanay subieron al patíbulo instalado frente a la catedral de Notre Dame de París. Ambos repudiaron sus falsas confesiones, que les habían salvado la vida.
Mientras el fuego le quemaba las entrañas, Jacques de Molay lanzó una maldición histórica que auguraba una pronta muerte del Papa y del Rey. Clemente V murió 40 días después de disentería y Felipe el Hermoso sólo duró unos meses, hasta que tuvo una fatal caída del caballo que montaba.
La leyenda de los Templarios ha crecido con el paso del tiempo. El Vaticano constató que hay más de 400 organizaciones en el mundo que se inspiran directamente en las reglas de la Orden. Dicen que los herejes cátaros, reprimidos a sangre y fuego por la Iglesia en el sur de Francia, admiraban a los Templarios. Y que la masonería en sus orígenes también tuvo mucho que ver con ellos.
En el libro El Código Da Vinci, quizás el más exitoso best seller del siglo XXI, reaparecen la Orden de los Templarios y sus historias místico-esotéricas. El transporte de Tierra Santa a Europa del "Santo Grial" (la copa de Cristo en la Ultima Cena); el refugio de los descendientes de Cristo y María Magdalena en Francia; los secretos del Arca de la Alianza, que según las leyendas terminó en mano de los Templarios; hasta el descubrimiento de América -adonde la intacta flota de la Orden habría llegado mientras huía de la persecución del rey de Francia-, han exaltado las leyendas en torno a los Templarios.
De sus inmensos tesoros, se dice que una parte aún no han sido encontrados. Serán muchos los que buscarán en los pergaminos y otros documentos que mostrará el Vaticano dentro de veinte días, alguna clave secreta que permita descifrar los mensajes que al parecer los Templarios siguen transmitiendo a través de los siglos.
Fuente : El Once Digital
La persecución despiadada se extendió a varios países europeos y culminó con la disolución de la orden y la muerte en la hoguera de muchos de sus miembros. Ayer se conoció la noticia de que el 25 de este mes, en la Sala Vieja del Sínodo, en el Vaticano, será presentada la "obra monumental".
El vaticanista del diario de Turín La Stampa, Marco Tosatti, en una doble página decorada con viejas imágenes de la orden caballeresca y de los "autos de fe" de la Inquisición donde hacían arder a los supuestos herejes, reveló ayer que la documentación se basa en el extraordinario pergamino llamado "Hoja de Chinon". El documento fue descubierto hace seis años en el Archivo Secreto del Vaticano por la investigadora Bárbara Frale.
Según el historiador Franco Cardini, uno de los expertos que presentarán las actas el jueves 25, el pergamino estuvo traspapelado desde el siglo XIV por un error de archivo. El valor de la "Hoja de Chinon" es enorme porque fue escrita en 1312, el mismo año de la bula del papa Clemente V que disolvió la Orden de los Templarios.
El Vaticano decidió imprimir 799 copias en una edición muy limitada de los originales, guardados a doble llave en el Archivo Secreto.
Fundada en 1118 en Jerusalén en el inicio de la era de las Cruzadas por nueve caballeros franceses encabezados por Hugo de Payens, primer Maestre de la llamada fraternidad de los Pobres Caballeros de Cristo, la orden adoptó pronto el nombre de Templarios al trasladarse a un fuerte vecino al Templo de Salomón. Su misión original fue proteger a los peregrinos que viajaban a Tierra Santa. En el siglo XIII, los caballeros eran junto con sus sargentos más de 30 mil. Poseían numerosas fortalezas, algunas de las cuales existen hasta hoy. Fueron banqueros de los reyes y los papas hasta convertirse en la más importante organización de Occidente, extendida en toda Europa.
En 1291, con la caída del castillo de Acri, ultima fortaleza, los cristianos perdieron la Tierra Santa. Los Templarios compraron la isla de Chipre y allí establecieron su cuartel central. El último de sus Maestros, Jacques de Molay, viajó a París para convencer al rey Felipe el Hermoso de organizar una nueva Cruzada contra los infieles. Arrestado y salvajemente torturado por la Inquisición desde el 13 de octubre de 1307, De Molay "confesó" las infamias que el rey de Francia, con la complicidad del papa Clemente V, les endilgaron a los caballeros: renegar a Cristo en ceremonias de iniciación donde se practicaba la sodomía y se escupía el crucifijo. La lista infinita de acusaciones estaba destinada a destruir la orden de monjes guerreros más legendaria de la historia para apropiarse de sus riquezas y terminar con su enorme poder, que el Rey y el Papa sentían como un peligro.
Siete años después (y dos años desde que la orden fue disuelta, pero no condenada, por el Papa), el Maestre Jacques de Molay y su segundo Geoffroy de Chanay subieron al patíbulo instalado frente a la catedral de Notre Dame de París. Ambos repudiaron sus falsas confesiones, que les habían salvado la vida.
Mientras el fuego le quemaba las entrañas, Jacques de Molay lanzó una maldición histórica que auguraba una pronta muerte del Papa y del Rey. Clemente V murió 40 días después de disentería y Felipe el Hermoso sólo duró unos meses, hasta que tuvo una fatal caída del caballo que montaba.
La leyenda de los Templarios ha crecido con el paso del tiempo. El Vaticano constató que hay más de 400 organizaciones en el mundo que se inspiran directamente en las reglas de la Orden. Dicen que los herejes cátaros, reprimidos a sangre y fuego por la Iglesia en el sur de Francia, admiraban a los Templarios. Y que la masonería en sus orígenes también tuvo mucho que ver con ellos.
En el libro El Código Da Vinci, quizás el más exitoso best seller del siglo XXI, reaparecen la Orden de los Templarios y sus historias místico-esotéricas. El transporte de Tierra Santa a Europa del "Santo Grial" (la copa de Cristo en la Ultima Cena); el refugio de los descendientes de Cristo y María Magdalena en Francia; los secretos del Arca de la Alianza, que según las leyendas terminó en mano de los Templarios; hasta el descubrimiento de América -adonde la intacta flota de la Orden habría llegado mientras huía de la persecución del rey de Francia-, han exaltado las leyendas en torno a los Templarios.
De sus inmensos tesoros, se dice que una parte aún no han sido encontrados. Serán muchos los que buscarán en los pergaminos y otros documentos que mostrará el Vaticano dentro de veinte días, alguna clave secreta que permita descifrar los mensajes que al parecer los Templarios siguen transmitiendo a través de los siglos.
Fuente : El Once Digital
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