Al forastero Harry Haller
Se incorpora la intemperie
a los acosos del orden.
Así, lobo estepario
gozabas con rellanos
de escaleras pulquérrimas
Incapaz de asumirlos
arrojándolos de ti
Abrigos que encogió la lluvia.
No sirven.
¡Parece tan sencillo vivir¡
Dar por supuesto lo que se desea
Mereces las grietas de tus manos
por acariciar la piel de tiburones.
Allí horadas. Allí que duele.
Rubor de la tibieza de la fiebre
que amapola lo tenue:
la intemperie
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C.Blázquez (de Esfacelos)
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