plano de la casa de Samsa,

plano de la casa de Gregor Samsa, por Nabokov

miércoles, 28 de noviembre de 2007

La ninfa y el pastor -Tiziano



Tiziano tardío, La ninfa y el pastor - Kunsthisthoriches Museum Viena


19. DESOEUVREMENT-de Lo Abierto. El hombre y el animal. G. AGAMBEN-

En el Kunsthistorisches Museum de Viena se conserva una obra tardía de Tiziano- que alguien ha definido como su "última poesía" y casi una despedida de la pintura- conocida como Ninfa y pastor. Las dos figuras están representadas en primer plano, inmersas en un sombrío paisaje campestre: el pastor, sentado de frenete, sostiene en sus manos una flauta, como si acabara de despegarla de los labios. La ninfa, desnuda, representada de espaldas, está tendida junto a él sobre unapiel de pantera, que es tradicionalmente símbolo de desenfrenoy de lujuria, exhibiendo sus generosas caderas resplandecientes. Con un gesto deliberado vuelve su faz absorta hacia los espectadores y con la mano izquierda roza apenas su otro brazo como en una caricia. Poco más allá, aparece un árbol fulminado, mitad seco, mitad verde, como el de la alegoría de Lotto, sobre el que se empina aparatosamente un animal -una "cabra audaz" según algunos, pero quizá un cervato- que casi arranca las hojas. Hay todavía un plano superior, como sucede con frecuencia en el tardío Tiziano impresionista, en que la mirada se pierde en un luminoso grumo de pintura.

Ante este enigmático paysage moralisé inmerso en una atmósfera que es a la vez de una sensualidad extremada y de una apagada melancolía, los estudiosos se han mostrado perplejos, y ninguna explicación ha resultado completamente satisfactoria. Es innegable que la escena "está demasiado cargada de emoción para ser una alegoría", pero, por otra parte, "esta emoción está demasiado contenida para adecuarse a cualquiera de las hipótesis que se han aventurado" (Panofsky, 172). Parece obvio que la ninfa y pastor están ligados eróticamente; pero su relación, promiscua y remota a un tiempo, es tan singular que debe "tratarse de amantes mortificados, tan cercanos físicamente uno a otro, pero tan lejanos en sus sentimientos".(ibid). Y todo en el cuadro -el tono monocromático casi, la expresión torva y morosa de la mujer y también su forma de posar- "sugieren que esta pareja ha comido del árbol del conocimiento y está perdiendo su Edén" (Dundas, 54)
La relación de esta obra con otro cuadro de Tiziano, Las tres edades del hombre de la National Gallery escocesa de EDimburgo, ha sido observada oportunamente por Judith Dundas. Según esta investigadora, el cuadro de Viena, que está pintado muchos años después, vuelve a utilizar algunos de los elementos de la pintura precedente (la pareja de amantes, la flauta, el árbol seco, la presencia de un animal,probablemnte el mismo), pero los presenta en una clave más sombria y desesperada, que nada tiene ya que ver con la serenidad cristalina de las Tres edades. Pero la relación entre las dos telas, es no obstante, mucho más compleja y hace pensar que Tiziano ha recuperado deliberadamente la obra más juvenil, pero desmientiéndola punto por punto en el sentido de una profundidación en el tema erótico común (como atestiguan la presencia del ERota y delárbol seco, también en el cuadro de EDimburgo el tema iconográfico de las tres edades del hombre se desarrolla en forma de una mediación sobre el amor). Lo que se invierte sobre todo son las figuras de los dos amantes: en la primera, en efecto, el hombre está desnudo y la mujer vestida. ÉSta, que además nlo está representada de espaldas sino de perfil, tiene entre sus manos la flauta que en el cuadro de Viena pasa a las del pastor. También en las Tres edades encontramos a la derecha el árbol destrozado y seco, símbolo del conocimiento y del pecado, en el que se apoya un Eros; pero Tiziano, volviendo a hacer uso del motivo en la obra tardía, lo muestra florecido por un lado, y reúne así en un solo tronco los dos árboles edénicos: el de la vida y el del conocimiento del bien y delmal. Y mientras en la Tres edades el cervato aparece yaciendo apaciblementee en la hierba, ahora, tomando el lugar de Eros, se empina sobre el árbol de la vida.
El enigma de la relación sexual entre el hombre y la mujer que ya ocupaba el centro de la primera tela recibe así una nueva y más madura formulación. Voluptuosidad y amor-como testimonia el árbol florecido a medias- no prefiguran exclusivametne la muerte y el pecado. Desde luego, en el momemto de la satisfacción, los amantes han conocido uno de otro algo que no habrían debido saber -han perdido su misterio- sin que se hayan hecho por eso menos impenetrables. Pero, en este mutuo alejamiento del secreto, acceden, al igual que en el aforismo de Benjamin, a una vida nueva y más dichosa, ni animal ni humana. No es la naturaleza lo que se alcanza con tal satisfacción, sino, como simboliza el animal que se empina sobre el árbol de la vida y del conocimiento, un esgtadio superior, más allá tanto de la natualeza como del conocimiento, del ocultar como del revelar. Estos amantes se han iniciado en la propia ausencia de misterio como en su secreto más íntimo, se pierden uno a otro y exponen su vanitas. Desnudos o vestidos, ya no están ni velados ni desvelados- más bien inaparentes-. Como resulta evidente tanto por la postura de los dos amantes como por la flauta apartada de loslabios, su condición es otium, sin obra. Si es verdad, como escribe Dundas, que Tiziano ha creado en estos cuadros "un reino para reflexionar sobre las relaciones entre cuerpo y espíritu" (Dundas,55), su relación, en el cuadro de Viena, está por decirlo así, neutralizada. En la satisfacción, los amantes, que han perdido su misterio, contemplan una naturaleza humana que se ha hechoperfecgtamente ociosa; la inocupación y el desoeuvrement de lo humano y de lo animal como figura suprema e insalvable de la vida.


1 comentario:

Dexter dijo...

Luis Cernuda tiene un elocuente poema dedicado a este cuadro, recogido en La realidad y el deseo.