Las Galaxias Descubiertas
(una sinfonietta cósmica para camerata inexistente, en cuatro movimientos cien por cien dodecafónicos)
I. Obertura-pupurrí.
1.
Cubrimos las galaxias
con la frialdad de nuestras
constelaciones, con perenne
armonía y excelso tributo,
dando pésame al deudo
y rizoma al músculo.
2.
Reinar en solitario sobre las redes perpetuas
puede el sacerdote oculto
y entre los nudos de las galerías,
entre los arcos de los pasadizos,
atisbar ciencia experta de la monísima estirpe,
oh Crisóbulo el ciego,
mírame, aunque no veas,
porque sé que observas
el vendaval de la faldita
por encima del culito polimorfo,
poligonal, bien prieto, hecho ansí culaco.
3.
Traerán los hipnosapos
el cáliz de los torreones
en mitad de la verbena,
en mitad de donde duele.
Mitríades, rey del Ponto,
ahora genuflexo, refunfuña.
4.
Memorial de las lenguas
con muchas manos,
casi todas guardadas
esgrimiendo estilete
o pistola de tahúr,
igual de minúscula
que la de la espía empuñada
o de la dama feroz.
Memorial de las lenguas,
interludios del diván,
epopeyas sacramentales,
la diferencia no estriba en lo dicho,
tampoco en la hipóstasis,
o en lo hipotético, sino en la mente micrófona,
qué buscaba qué
con su delito de imprudencia
sino la prudencia propia
que se llama astucia, inteligencia
bastardilla que rezuma envidiosa
la espuma de su tonto albedrío.
Esta vez, San Pancracio a nadie
tendrá que repartir los perejiles,
ni los espolones del portugués.
5.
Huellas dactilares
en la comisura del cuerpo,
arrastrada presencia
de lo devoto del alma
hacia lo que no es su estirpe.
6.
El amor del forense:
mirada obscena sobre sí misma
en el acto de repartir justicia
a la muerte de los demás,
ese intermedio entre morirse y dejar de ser
lo poco que había de cada cual, antesala
del reposo absoluto, de la última fiesta,
del postrero calor, crematorio,
ya no oxidante, acaso de la lágrima única
(pena de vida entonces),
mirada que saja, hurga,
trepana, fracciona, extirpa
pero también lava, cose, peina,
adecenta, embalsama,
es la mirada amorosa de la madre
en los ojos de un galeno
que ya no tiene nombre, porque somos nosotros
el sujeto que recibe la autopsia,
somos la piel ante el gélido filo.
7.
Algarada de los graciosos,
un mercader ha llegado a los portales
con el teatro de los monasterios
y sus figuras sencillas de bronce
que juegan con el vacío de todos.
Un veloz intérprete de cornamusas
abre la procesión de los siderales.
Embisten los camaleones y el sátrapa
hace de la periferia
su reino por un día.
Los felices, ellos juntos, bordean
el perímetro que no saben trazar al galope.
Pero un sendero ha sido desbrozado
allí donde sólo cabía la mamposta.
La vieja ciudad renace
cuando el santo retorna a la celda.
8.
Liman los amantes serruchos,
a la par se dicen palabras de amor.
Al juntar la oreja en pared vecina
es frecuente oir a todos cantar
la misa en mozárabe y estarse repicando en minarete,
acudir al plato y a las tajadas no sin empellones,
nadar en aguas de escualos y guardar la ropa
en taquillas tuneadas con los subúfers a tope,
poniendo linternitas a la imagen de Dios
y cirios al alma del demonio, de sabrosos labios.
Hazaña de Visnú,
de múltiples brazos.
Unas veces, el tiempo hace felices,
otras no tanto,
pero la rueda sigue como apisonadora,
o hace de noria en el parque de atracciones
de la soledad.
Hay calma tras la pared del vecino.
Duermen o lloran en silencio.
Espero no saber por los gusanos si son muertos,
mas por ahora me dedico a lo mío
y acudo a Rachmaninoff
con mueca de sonrisa,
con dulce tristeza porque lo que fue
nunca pudo, pero fue,
victoria de Pirro, florecilla hegeliana.
9.
Qué novedad cabe en la cima de los miliardos,
en lo recóndito de la espiral en movimiento,
en un punto cualquiera de la superficie de los fractales,
si ya viajamos a lomos de un tigre repitiendo nietzsches,
con la historia en la posición de la guillotina
(aún dudando entre ser verdugo de paños menores
o la borbona de los picos pardos),
con la razón y sus arcabuces que son pifias
ante las espadas láser de los galácticos,
bendita vida si la novedad cabe en los nanofísicos,
arte por el arte, susurro bello que alienta
el mundo con el zureo de las palomas.
Traspasar la estrecha línea que separa
el rumor silencioso de la conversación
hablada hace del ave no símbolo pacífico
y sí rata voladora, de excremento ávido.
Ser discreto es ser funambulista.
Ser lector es lo mismo.
(El Wittgenstein del Tractaus
tenía un punto poético).
10.
Ocurrencias,
qué si no
es la poesía, sino
Ramón Gómez
de la Serna,
sino aforismo,
apotegma,
en un solo verso cabe la poesía toda,
no es el poema o la estrofa,
ni la canción o el género,
es un cierto sentido
de decir las cosas,
trascendiendo, hijo,
sabedlo todos,
trascendiendo todo
en todos los frentes,
una ofensiva general
sobre el mundo
donde somos nosotros siempre
espingarda chamuscada y lánguida trompetería.
Ocurrencias,
leve ala que despierta a dormidos
y narcotiza a los vigías,
soplo que amanece
porque a él, de consuno,
nos rendimos, como nos rendimos
al sentir escalofríos
con el hosana in excelsis
de una misa de Mozart.
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