Llevo días, llevo y no digo hace, ese impersonal que hace o hace que los hace, porque los llevo yo, y como un traje pequeño se me quedan, pequeño y pesado traje con un insoportable cuello estrecho que no tengo más remedio que romper, al menos el cuello tengo que romperlo; no lo hice antes confiada en que sería pasajera la incomodidad, pero no ha sido así, y voy a desahogarme. No me voy a cagar en ti Elias Canetti, porque voy a hacer algo más voluntario, escupirte, ... te escupo, ztschfff, ztschfff, por tu lengua absuelta, ztschfff, ztschfff por Veza,... ztschfff, ztschfff, por Kafka; ahora respiro mejor, pero hay todavía piel que llevo cubierta, y la piel necesita aire para no enmohecerse. Es un traje pesado, reciente, espero que no me salga la piel a tiras cuando me lo arranque, pero si así fuera, la piel, la profunda y sabia piel, sabrá cómo regenerarse. Me ruborizo, creo que es una buena señal.
Diarios con fecha uno de septiembre 2011
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