Quien adquiera
la unicidad de su
sangre
en la batalla
portará consigo el infierno.
Recoges tu símbolo y
asumes la mecánica de la
lucha:
el ritmo del flujo
al que ella transcurre
divide a vencedores
de endemoniados.
Se encrespa la velocidad
de quien resuelve
su instante final.
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Manada, ejército,
afán de huida,
de abrazo en lo inimaginado.
Nada sucede más allá
de lo que puede ser nombrado
pues el agotamiento de la
palabra,
agota sus consecuencias:
moriréis bajo el filo de mil
aceros
y vuestro preciso ciclo
será olvidado. Nada describe
la especial manualidad
de la decadencia. Nada explica
cómo establezco sincronía
en la expiación.
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Ruta establecida
hacia la piedra
donde todo lo necesario
sucede.
En la locura hallaréis hombres
cuyo rostro no se manifiesta:
el ruido en las grietas
de la piedra
supone alma
para el filo de un plan en curso.
Roto en el sentido
contrario
al de la eficacia.
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