plano de la casa de Samsa,
plano de la casa de Gregor Samsa, por Nabokov
sábado, 18 de octubre de 2008
Los lobos-Allen TATE//Franz MARC
Franz Marc, Los lobos, 1913
ALLEN TATE
texto tomado en edición bilingüe de: Selected Poems/poemas Selectos
(1919-1976).Edit.Fraterna,Buenos Aires (1981).Trad:Alejandro Drewes
THE WOLVES
There are wolves in the next room waiting
with heads bent low, thrust out, breathing
at nothing in the dark; between them and me
a white door patched with light from the hall
where it seems never (so still is the house)
A man has walked from the front door to the stair.
It has all been forever. Beasts claw the floor.
I have brooded on angels and archfiends
but no man has ever sat where the next room's
crowded with wolves, and for the honor of man
I affirm that never have I before. Now while
I have looked for he evening star at a cold window
and whistled; when Arcturus spilt his light,
I`ve heard the wolves scuffle, and said: So this
is man: so - what better conclusion is there-
The day will not follow night, and the heart
of man has a little dignity, but less patience
than a wolf's, and a duller sense that cannot
smell its own mortality. (This and other
meditation will be suited to other times
after dog silence howls his epitaph).
Now remember courage, go to the door,
open it and see whether coiled on the bed
or cringing by the wall, a savage beast
maybe with golden hair, with deep eyes
like a bearded spider on a sunlit floor
will snarl - and man can never be alone.
(1931)
LOS LOBOS
Hay lobos en el cuarto contiguo,
en espera; las cabezas bajas, tensas, oliendo
nada en la oscuridad; entre ellos y yo
una puerta blanca, hilos de luz del salón,
donde parece que nunca (tan quieta es la casa)
un hombre ha cruzado del porche a la escalera.
Todo ha sido eternamente. Las bestias rasguñan el
(piso.
He cavilado en ángeles y demonios,
mas no ha estado nunca nadie junto al cuarto vecino
atestado de lobos, y por el honor del hombre
afirmo nunca antes haberlo sufrido. Mientras
buscaba la estrella vespertina en una fría ventana
y silbaba en la luz de Arturo derramada,
oí reñir a los lobos y dije: Así, esto es
el Hombre -qué mejor conclusión hay-.
No habrá día tras la noche, y tendrá el humano
corazón escasa dignidad, pero menos paciencia
que un lobo, y más embotados sentidos
sin poder oler la propia mortalidad. (Estas y otras
meditaciones se adecuarán a otros tiempos,
una vez aúlle su epitafio el perro del silencio).
Ahora recuerda el valor, ve y abre la puerta
y mira si enroscada en el lecho
o pegada a la aprd, temblando, una bestia salvaje
quizás con dorado pelo y oscuros ojos,
como araña barbada en el piso soleado,
gruñe - y el hombre nunca podrá estar solo-.
Tomado de la revista IslaNegra
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