[...] fragm. final de El poema del tiempo
Ahora estoy volviendo, querida mía.
Resplandecen las primicias en la mano de la jardinera.
Su gesto se renueva siempre.
La copio en el tatuaje
de todo lo que está vivo y pierdo el miedo.
De las siete heridas de la sagrada locura
se desprende una embriaguez increíble del lenguaje.
Me marcho hacia las regiones salvajes.
Convertí todos mis campos en tierras baldías.
La reina copula incesantemente.
Me van a reconocer por los pies descalzos
y por el sueño profundo sobre la montaña,
que se fue con el profeta.
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de Julia SARACHU,(La Plata, Argentina, 1976)
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