Se habían habituado a él. Pero cuando vino
la lámpara de la cocina, ardiendo inquieta
en la oscura corriente de aire, el desconocido
se hizo desconocido del todo. Le lavaron
el cuello, y como nada sabían de su suerte,
entre sí se mintieron, una a otra,
lavando sin cesar. Tuvo que toser una,
y puso mientras tanto en su rostro pesado
la esponja de vinagre. E hizo una pausa, entonces,
también la otra. De los duros cepillos
chasqueaban las gotas; mientras, su horrible mano
en espasmo quería demostrar a la casa
entera que ya no tenía sed.
Y lo mostraba. Como perplejas, reanudaban
el trabajo con más prisa, con una breve
tos, de tal modo que en el papel de pared
sus encorvadas sombras en los adornos mudos
giraban y bailaban igual que en una red,
hasta que terminaron de lavar las mujeres.
La noche en las ventanas sin cortinas
era implacable. Y uno, innominado,
yacía puramente, desnudo, y daba leyes.
Trad. José Mª Valverde
LEICHEN WÄSCHE
Sie hatten sich an ihn gewöhnt. Doch als
die Küchenlampe kam und unruhig brannte
im dunkeln Luftzug, war der Unbekannte
ganz unbekannt. Sie wuschen seinen Hals,
und da sie nichts von seinem Schicksal wußten,
so logen sie ein anderes zusamm,
fortwährend waschend. Eine mußte husten
und ließ solang den schweren Essigschwamm
auf dem Gesicht. Da gab es eine Pause
auch für die zweite. Aus der harten Bürste
klopften die Tropfen; während seine grause
gekrampfte Hand dem ganzen Hause
beweisen wollte, daß ihn nicht mehr dürste.
Und er bewies. Sie nahmen wie betreten
eiliger jetzt mit einem kurzen Huster
die Arbeit auf, so daß an den Tapeten
ihr krummer Schatten in dem stummen Muster
sich wand und wälzte wie in einem Netze,
bis daß die Waschenden zu Ende kamen.
Die Nacht im vorhanglosen Fensterrahmen
war rücksichtslos. Und einer ohne Namen
lag bar und reinlich da und gab Gesetze.
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