A media asta tu mirada otea la calamidad. Está en adecuada disposición para cruzarse sin prisa con el tablero raso; dos desiertos.
Ahora intenta distribuir en cada una de las blancas y las negras,
la mitad de la mitad de tu calamidad,
que haga noche ahí.
Tú con-traes la deuda.
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C.Blázquez (de Las paredes hablan)
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