Veo un capuz colosal
como de un pájaro grifo
veo tu rostro bajo el capuz
y cuál es la sorpresa
que el oro viejo y virgen
es negro
y tiene huellas dactilares
como pequeñas dunas blandas
hilvanadas por la noche
como el pubis de Venus remojado
emergente de tu esperma.
Y ya de cerca tus ojeras paquidérmicas
y las alas batientes y a la espera
abanican la hedionda y química estela.
Hablas como en trasunto
mas son claras para mí tus palabras:
El beneficio y el maleficio
son de corcel
la transmisión en la semántica
del sacro-oficio.
Si manantial agitas
alejas de mí los arroyos.
Ese velo del sueño
áureo de capilar urdimbre
dóblalo en oleaje de vaivén escueto
meridional hojaldre de tu lecho
y que tus pies, su impronta,
te recuerde
que los sueños caminan como sacerdotisas
Esa colcha de nupcias.
Carmen Blázquez (de Proceso)
7 comentarios:
Si manantial agitas
alejas de mí los arroyos.
Ese velo del sueño
áureo de capilar urdimbre
dóblalo en oleaje de vaivén escueto
meridional hojaldre de tu lecho
y que tus pies, su impronta,
te recuerde
que los sueños caminan como sacerdotisas...
Muy bueno este fragmento del poema...
Gracias por compartir tus escritos, K.
Saludos; Aquileana :)
Es un poema inquietante. Lo es la metáfora del "oro negro" oculto tras el capuz; el capuz mismo lo es, que nadie sabe nunca lo que esconde. Y la de las "sacerdotisas blancas" identificando los sueños es hermosísima. Necesitaba recostarme en un poema así, descansar un poco: de este modo.
No sé si es bueno, querida Amalia, pero lo importante para mí es que en ese trocito, al parecer, no sólo estoy yo, sino que alguien como tú también lo habita, lo ocupa.
Otro grande abrazo para ti
k
Gracias querido Carlos, sé de tu tristeza grandísima, y agradezco y celebro tu visita. Son momentos en que la vida se derrumba, se le cae la caperuza con que vestida se nos presenta y nos encontramos con lo que quizás hemos soñado hace miles de años. Hace miles de años, hace miles de años, quizás sólo caminában los sueños...
Un fuerte abrazo Carlos
k
Inquietante y bello, es fascinante el encuentro que se produce al compartir los ríos.
Subí ayer en Meridiana una entrada completando el tríptico sobre la obra de Mariana Volponi, una encantadora Venus, Venus de Noche
y te paso a visitar y leo Quimera:
y cuál es la sorpresa
que el oro viejo y virgen
es negro
y tiene huellas dactilares
como pequeñas dunas blandas
hilvanadas por la noche
como el pubis de Venus remojado
emergente de tu esperma.
Y espero que lo sueños no queden cubiertos por la arena de tiempos tan remotos.
Un abrazo
Lilián
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